'Normas internacionales para el tratamiento de trastornos por consumo de drogas"2023

Normas internacionales para el tratamiento de trastornos por consumo de drogas: edición revisada con los resultados de las pruebas sobre el terreno [International standards for the treatment of drug use disorders: revised edition incorporating results of field-testing]. Ginebra: Organización Mundial de la Salud y Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito; 2023. Documento a pie de página

Traducción al castellano del Informe ‘Normas internacionales para el tratamiento de trastornos por consumo de drogas: edición revisada con los resultados de las pruebas sobre el terreno’, que tiene por objetivo apoyar a los Estados Miembros en sus esfuerzos por desarrollar tratamientos eficaces, éticos y basados en pruebas para los trastornos por consumo de drogas y expandir su aplicación.Ginebra: Organización Mundial de la Salud y Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito; 2023.

En el Informe Mundial sobre las Drogas 2019 de la UNODC se estima que unos 271 millones de personas de 15 a 64 años de todo el mundo, es decir, el 5,5% de las personas en esa franja etaria, habían consumido drogas al menos una vez en 2017. Unos 35 millones de estas personas (el 0,7% de la población adulta) padecen trastornos por ese motivo. Una parte de los trastornos debidos al consumo de drogas se asocia al consumo no médico de medicamentos de venta con receta, como analgésicos opiáceos sintéticos (medicamentos para el tratamiento del dolor), ansiolíticos (medicamentos para el tratamiento de los trastornos de ansiedad y afecciones relacionadas), hipnóticos (medicamentos para el tratamiento de los trastornos del sueño) o psicoestimulantes (utilizados a menudo para tratar el trastorno por déficit de atención con hiperactividad). La mayor disponibilidad de opiáceos potentes y su uso en el tratamiento del dolor crónico en los últimos 10 años en algunas partes del mundo ha provocado un aumento alarmante de las muertes por sobredosis de opiáceos. De los 11 millones de personas de todo el mundo que se inyectaron drogas en 2017, casi una de cada ocho vive con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y más de la mitad con el virus de la hepatitis C (VHC). Alrededor de medio millón de muertes en todo el mundo en 2017 pueden atribuirse al consumo de drogas (UNODC, 2019).

El documento «Normas internacionales para el tratamiento de los trastornos por consumo de drogas«, elaborado por la UNODC y la OMS, tiene como objetivo respaldar a los Estados Miembros en la creación de tratamientos efectivos, éticos y basados en evidencia para los trastornos por consumo de drogas, y promover su implementación. Está dirigido a todas las personas involucradas en políticas, planificación, financiamiento, prestación, monitoreo y evaluación de servicios terapéuticos relacionados con estos trastornos. Se basa en evidencia científica actual y establece un marco para la aplicación de normas que describen los componentes clave de sistemas efectivos de tratamiento, así como modalidades e intervenciones para abordar diversas necesidades y niveles de gravedad de los trastornos. Aunque es aspiracional y no se espera su implementación inmediata en su totalidad, se insta a mejorar progresivamente la calidad de los servicios, aspirando a prácticas éticas y basadas en evidencia. Las autoridades responsables del tratamiento de estos trastornos son alentadas a comparar sus sistemas y servicios con estas normas para identificar áreas de mejora y colaborar en su desarrollo. Aunque las normas también pueden aplicarse a otros trastornos, se centran principalmente en los trastornos por consumo de drogas.

Los trastornos debidos al uso de sustancias comprenden una categoría más amplia de trastornos de la salud que incluyen la intoxicación por drogas, el síndrome de abstinencia y una serie de trastornos mentales inducidos por drogas. Los trastornos por consumo de drogas suelen ir acompañados de un impulso fuerte de consumir sustancias psicoactivas, que puede persistir o reactivarse fácilmente, incluso tras un largo periodo de abstinencia. Con mucha
frecuencia, los trastornos por consumo de drogas se asocian al consumo peligroso o nocivo de otras sustancias psicoactivas, como el alcohol o la nicotina, o a la dependencia de estas.

La naturaleza de la drogodependencia tiene su origen en una compleja interacción dinámica entre factores biológicos, psicológicos y sociales. Los mecanismos neurobiológicos abarcan desde vulnerabilidades genéticas heredadas hasta alteraciones de las vías neuronales en áreas cerebrales que regulan funciones como la motivación, la experiencia del placer, la memoria y el aprendizaje (OMS, 2004; Koob y Volkow, 2016). Asimismo, diversos factores psicosociales pueden aumentar el riesgo tanto de iniciación al consumo de drogas como de aparición de trastornos por consumo de drogas. Los factores relacionados con la familia, como la negligencia en la primera infancia, el maltrato infantil y el ejemplo de consumo de sustancias por parte de los progenitores, pueden contribuir a la aparición de patrones nocivos de consumo de drogas y drogodependencia. A nivel social o comunitario, se ha demostrado que la pobreza extrema, el desplazamiento, las normas sociales y la actitud favorable de los medios de comunicación hacia el consumo de drogas aumentan la vulnerabilidad a los trastornos por su consumo (UNODC, 2015).

 

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Normas internacionales para el tratamiento de trastornos por consumo de drogas
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